Madrechillona
¿Y si las
historias para niños fueran de lectura obligatoria para los adultos?
¿Seríamos realmente capaces
de aprender lo que desde hace tiempo venimos enseñando?
Partiendo de estas sabias preguntas de Saramago comienza el
relato de una experiencia de lectura con un grupo de niños y niñas de entre 4 y
9 años compartiendo sentimientos, fantasías, miedos, palabras y dibujos
Había una vez, un grupo de niños y niñas que concurrían a un
centro de actividades lúdicas y educativas cuyo objetivo era favorecer su
situación psicosocial y mejorar el proceso de integración. A algunos de
ellos las disciplinas sociales los llamaban “normalizados” y a otros
los”categorizaban” como niños con dificultades psicológicas, físicas
y afectivas.
En mi opinión si nos preguntáramos que necesita
cualquier niño para crecer, la respuesta practicamente se resumiria
en que necesitan a su lado adultos que los quieran, los cuiden, los protejan y
atiendan sus necesidades. Esta fórmula aparentemente sencilla no suele ser tan
fàcil de conseguir.
Unos días antes de
que sucediera lo que contaré se había producido una baja más en el
grupo y aunque están acostumbrados a estas pérdidas y ausencias causades por la
movilidad y el desplazamiento familiar, en este caso ellos sabían
porque también comparten el barrio y la escuela los
motivos por los que esta compañera ya no vendria más, pero eso permanecía
en el orden de lo que no se habla.
Una niña había
dejado de venir al centro, incluso se había marchado del barrio de un día para
otro a causa de un episodio de violencia familiar. Pocos días después según el
calendario se hablaría de una de esas fechas que están marcades para hacer
conciencia del rechazo a la violencia y la agresión en cualquiera de
sus formas.
Los niños sentados
en el suelo escuchaban frases hechas como máximas del estilo, “está
mal que los papás les peguen a las mamás, porque es malo pegar y nadie debe
pegar a otro”.Mientras la educadora hacía su discurso, comencé a
preguntarme que estaría pasando en las cabecitas de estos niños ¿Qué recorrido
en espiral harían estas frases y como las podrían metabolitzar?.
Porque más allá de la verdad universal que se les estaba
diciendo ... ¿ Cómo o con qué recursos ellos podrían elaborar las ambivalencias
que experimentan en su vida familiar y en sus entornos?¿Como podrían
inscribir su verdad en singular?
Decidí que la
próxima semana Madrechillona me acompañaría y comenté
con ellos si les gustaria que trajera un libro para leer juntos.
Aunque la propuesta
lúdico-educativa para estos niños contempla la lectura, me he topado con la
creencia de algunas educadoras-no todas- a cargo de ellos que presuponen "para qué si no
les gusta leer" , "no saben leer " y "cómo
van a leer si sus familias no leen". Por lo cual, cada vez que les
presentaba informalmente un libro, la apuesta se redoblaba.
Y llegó el día que
llevé Madrechillona y fue bienvenida. Todos
dispuestos en el suelo buscando acercarse cada vez más al libro -y a mí -
empezábamos a imaginar mirando la ilustración de la tapa que pasaría, de que
iría esta historia y así fue apareciendo la idea de una mamá con un
hijo y mientras pasábamos las págines comenzaron a ponerles voces a
los personajes al mismo tiempo que sus caras cada vez más
expresivas iban reflejando diferentes emociones seguramente asociadas a sus
imágenes mentales .
Poco a poco
comenzaron a brotar palabras y frases. Entre susurros iban tomando
cuerpo sus propias voces, asociaciones , comentarios y se asomó el
humor y la risa cuando el pomips desapareció en la calle y también la
sensación de impotencia porque el pico que aterrizó en las montañas
dejó al pingüinito sin boca para hablar, ...para gritar.
He observado que
cuando se respetan las características expresivas de cada niño y su
espontaneidad, eso mismo ayuda a simbolizar ; que de lo que se trata
es de estar presentes, disponibles, interesados por estar y no preocuparse
tanto por hacer .Creo que los niños no tienen la necesidad que todos sus deseos
sean cumplidos però los tranquiliza que sus deseos sean reconocidos, tenidos en
cuenta.Y leer a su lado , sin predecir ni inducir,
en parte posibilita ese juego.
Debe ser tranquilizador encontrarse con un libro
que muestra las dos caras de una relación madre-hijo no siempre azucarada,
descubrir en un libro que hay una mamá pingüino chillona que hace
serie con otras mamás chillonas que andan por ahí y que chillan porque se
sienten cansadísimas y muy solas y eso les hace perder el control. Que a veces
no pueden o no saben a quien pedir ayuda -o no tienen quien les sirva de
sostén-.Y que a su vez están con niños que
necesitan cosas (movimiento, aire libre, juego) que no suele dárseles en la
medida que necesitan y están tan saturados como ellas.
Uno
de los roles escenciales en el desarrollo psicológico de las personas es la
relación con sus figuras de apego, es decir, con quienes los crían y educan. Los niños aman a
sus padres y quieren ser amados y reconocidos por estos y hacen
coses para ser mirados y llamar su atención.
Habría que ponerse en los
zapatos de aquellos niños que no tienen la fortuna de ser
tratados como se merecen, que sufren maltratos y humillaciones y que sin
embargo, creen que ellos son los culpables de la situación. Y aún así, esperan
sufridamente que por fin un día sus padres los quieran. Los dolores de la
infancia acostumbran ser discretos y habitar el solitario
mundo interior, cosa de la que algunos adultos suelen sacar provecho.
Son muchos los niños que
crecen entre gritos, a veces guardando silencios forzados y además escuchando
argumentos y juicios de valor respecto a la idoneidad o no de quienes ejercen
para ellos los roles parentales. No cuesta mucho imaginar las
consecuencias sobre la imagen de sí mismo y posibles maltratos del
entorno que esto puede ocasionar.
Es allí donde los libros y sus
personajes cuando aparecen, pueden ser acompañantes adecuados como el osito de
peluche cuando hay que separarse para ir a dormir y afloran los miedos. Porque
simbólicamente puede convertirse en el pingüino o en cualquier otro héroe o
antihéroe y la historia contada lo vuelve cómplice de otros que también tienen problemas. Así identificado y
camuflado en el personaje puede enfrentar los peligros, aceptar sus
sentimientos agresivos y ambivalentes hacia quienes ama sin poner en riesgo ese
entramado tan complejo que es el amor.
Y sí, porque el amor puede
ser como una madeja de lana que se enreda, se anuda y que cuando se
estira se tensa y adelgaza, pero a la vez está hecha de muchas hebras que al
deshilacharse pueden seguir unidas por una muy fina …o cortarse.
Y es por eso que los
adultos tienen que leerles cuentos a los niños. “Es importante que el futuro
lector aprenda a relacionar desde el principio el mundo de sobre todo, la
oralidad y el de la escritura. Que descubra que la escritura es la memoria de
las palabras, y que los libros los
libros son algo así como esas despensas donde se guarda todo cuanto de gustoso
e indefinible hay a nuestro alrededor; ese lugar donde uno puede acudir por las
noches, mientras todos duermen, a tomar lo que necesita. A estas alturas habrá
hecho un descubrimiento esencial, que existen palabras del día y palabras de la
noche. Las palabras del día tienen que ver con lo que somos, con nuestra razón,
nuestras obligaciones y nuestra respetabilidad; las de la noche con la
intimidad, con el mundo de nuestros deseos y nuestros sueños. Y ése es un mundo
que necesariamente se relaciona con el secreto” –dice
Garzo.
Fue
así como aparecieron un puñado de pingüinitos y pingüinitas aliviados por la
oportunidad de compartir mientras hojeábamos el libro y sin haberlo preparado
fuimos al cuarto del material porque necesitábamos expresarlo y elegimos un
papel grande y amarillo como el libro para dejar
huellas. Primero lo roto, lo doloroso para dar paso a los corazones y la
tranquilidad de la reparación.
Cuando trabajamos con niños es
sabido que basándonos en sus dibujos y
sus juegos, podemos comprender como ve e interpreta el mundo: lo que
le gustaría que fuese, cuáles son sus inquietudes, que problemas le acosan.
Dibujando y jugando el niño expresa lo que le costaría mucho manifestar
con palabras... aquello que elija hacer se ve motivado por procesos
internos, deseos, problemas, ansiedades. Lo que está sucediendo en la mente del
niño determina su producción, es su lenguaje secreto que debemos
respetar aunque no lo entendamos.
Habiendo pasado cierto tiempo
rescato de mi memoria aquella experiencia recordándola con esta reflexión de Yolanda
Reyes,“Si está claro que una condición
esencial para salir de la pobreza es tener una vivienda digna, también es
prioritario construir los cimientos de esas “casas imaginarias” para cerrar las
brechas de exclusión que separan a los niños que crecen envueltos entre
historias de aquellos a quienes condenamos a la peor pobreza de todas, que es
la carencia de imaginación y de palabras.”
A mi entender Jutta Bauer
ha dado una puntada con hilo para unir en una hermosa metáfora los sentimientos de adultos y pequeños, que como en La caja
de las palabras, una vez guardada en la memoria podrán abrirla
como un paraguas cuando amenacen los tormentas emocionales que conllevan las ambivalentes relaciones madre-hijo.
...Las relaciones...
...Las relaciones...
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