Grandes
preguntas filosóficas y pequeños filósofos de bolsillo piensan y ponen en
palabras cuestiones como el amor, los padres, las diferencias raciales, la
pobreza.
La profesora de “Solo es el principio” no imparte clase, sino que ayuda y acompaña a que los niños formulen sus pensamientos con palabras.
«Escuchar al otro, alimentarse de las diferencias, enriquecerse al estar en contacto con otras culturas, todo lo que compone la democracia se aprende», defienden los realizadores. «Los talleres de filosofía en edad preescolar pueden formar a ciudadanos capaces de entender que la opinión de los demás tiene tanta importancia como la propia».
El documental de Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier llegaa los cines españoles coincidiendo con el inicio de un agitado curso escolar. Su estreno en Francia hace dos años también puso sobre el tapete el polémico discurso del entonces presidente Sarkozy sobre la diversidad. Sus pequeños protagonistas muestran en sus rostros la Francia multirracial de la “banlieue”, el extrarradio parisino que cíclicamente estalla en llamas. Los niños galos -y también los españoles- pasan cinco horas y media diarias frente a una pantalla. Dar clases de filosofía en una guardería suena casi a provocación, a no ser que recordemos la máxima de Michel Onfray: «Todos los niños son filósofos, pero solo unos pocos continúan siéndolo».
La profesora de “Solo es el principio” no imparte clase, sino que ayuda y acompaña a que los niños formulen sus pensamientos con palabras.
«Escuchar al otro, alimentarse de las diferencias, enriquecerse al estar en contacto con otras culturas, todo lo que compone la democracia se aprende», defienden los realizadores. «Los talleres de filosofía en edad preescolar pueden formar a ciudadanos capaces de entender que la opinión de los demás tiene tanta importancia como la propia».
El documental de Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier llegaa los cines españoles coincidiendo con el inicio de un agitado curso escolar. Su estreno en Francia hace dos años también puso sobre el tapete el polémico discurso del entonces presidente Sarkozy sobre la diversidad. Sus pequeños protagonistas muestran en sus rostros la Francia multirracial de la “banlieue”, el extrarradio parisino que cíclicamente estalla en llamas. Los niños galos -y también los españoles- pasan cinco horas y media diarias frente a una pantalla. Dar clases de filosofía en una guardería suena casi a provocación, a no ser que recordemos la máxima de Michel Onfray: «Todos los niños son filósofos, pero solo unos pocos continúan siéndolo».
Para ver un poquito más :Vídeo Solo es el principio TV2
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